El PSOE defiende una gestión humanitaria y constructiva “sin recurrir al miedo ni al escándalo”

La portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Dolores Corujo Berriel, ha defendido que la realidad de los movimientos migratorios “se gestione de manera humanitaria y constructiva, sin recurrir ni al miedo ni al escándalo”.

En el pleno de la Cámara, subrayó que la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de acoger a las 630 personas del ‘Aquarius’, “rechazadas de manera criminal” por el Gobierno de Italia, supone un gesto de solidaridad y, además, una muestra de respeto a la legalidad internacional.

“No se trata de un mero ejercicio de buenismo, como algunos dan a entender de manera irresponsable. España está obligada, por tratados internacionales, a garantizar el respeto efectivo a los derechos humanos, a acoger a víctimas de naufragios y a prestar asistencia a quienes huyen de conflictos que ponen en riesgo su vida o son víctimas de persecuciones”, recordó.

Corujo dijo que quienes de forma “repugnante” alientan el miedo y la xenofobia, “atemorizando con invasiones y clamando por la supuesta pérdida de identidad de Europa, olvidan que los valores compartidos y el respeto a la legalidad constituyen el núcleo central de esa identidad que dicen defender”. Remarcó que es el comportamiento del Gobierno italiano el que amenaza las señas de identidad del proyecto común europeo, no las personas que llegan a nuestras costas.

“En el PSOE estamos satisfechos por la decisión de Pedro Sánchez, pero también muestro mi orgullo como canaria porque el Gobierno regional se ha ofrecido a colaborar en la acogida de estas personas. Estoy convencida de que esa satisfacción y ese orgullo provocados por las decisiones de los gobiernos de España y Canarias son compartidos mayoritariamente por el Parlamento canario, con la clara excepción del Grupo Popular y hoy, con la intervención del señor Antona, hemos tenido una muestra”.

La portavoz socialista afirmó que el PP “sigue pretendiendo jugar al peligroso juego de presentar la atención a los más desfavorecidos como un riesgo para el bienestar común, cuando han sido ellos los que han puesto en riesgo los principales pilares del estado del bienestar”.