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El PSOE pide prevenir, educar e intervenir para evitar el acoso escolar

13/04/2016
El PSOE pide prevenir, educar e intervenir para evitar el acoso escolar

XH/ La portavoz de Educación del Grupo Parlamentario Socialista, Ana González, animó hoy a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias a impulsar cuantas medidas sean necesarias para prevenir, educar e intervenir para evitar el acoso escolar. En el pleno de la Cámara, valoró las acciones que desarrolla el Servicio de Prevención y Ayuda contra el Acoso de Educación para localizar, actuar y erradicar este grave problema en el ámbito educativo.

“Canarias es pionera en la lucha contra el acoso y la violencia escolar, realidad en la que se empezó a trabajar a finales de los 90”, destacó la diputada, y recordó que también fue de las primeras comunidades en formar profesionales en la materia y en la implantación de comisiones de convivencia en todos los centros educativos. De ahí derivó, en 2006, la puesta en marcha el Servicio de Prevención y Ayuda contra el Acoso Escolar de la Consejería.

Valoró que también se haya formado al alumnado para que sea mediador y pueda detectar y comunicar posibles casos de acoso, así como la implantación de la asignatura de Educación Emocional, que ayuda a mejorar la respuesta del alumnado ante los conflictos. En este punto, recordó que fue el Partido Popular el que consideró necesario hacer desaparecer la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, “esa apuesta del Gobierno de Rodríguez Zapatero por promover una sociedad libre, tolerante y justa, que contribuya a la defensa de los valores y los principios de libertad, pluralismo o derechos humanos, entre otros”.

González señaló que existen múltiples manifestaciones del acoso escolar: psicológico, físico o sexual, entre otros. “Sabemos que la Consejería trabaja en diferentes programas y actuaciones, del que destaca el que lleva a cabo el servicio telefónico de atención inmediata al niño o a la familia que sufre ese problema, pero queremos insistir en la necesidad, ante la gravedad de este problema, de educar en valores, tanto en casa como en la escuela, porque somos nosotros, los adultos, quienes tenemos el deber, la responsabilidad y la obligación ética y moral de no inculcar a los niños y niñas ideas que puedan conducirles a actitudes de desprecio hacia sus compañeros y compañeras”.

La diputada socialista defendió la importancia de construir una sociedad abierta, tolerante y respetuosa, trabajando para ello desde la infancia, en las familias y en las aulas. “No puede ser que ir al colegio se convierta en una tortura. No puede ser que un niño de seis años se refugie en los baños durante el recreo, solo, en silencio, esperando a que pase el tiempo para volver estar en su pupitre a salvo bajo la protección del maestro o maestra”, continuó González, quien reiteró que se exige la implicación de la comunidad educativa, “no tratarlo como un asunto menor, porque no estamos ante ‘cosas de niños’”.

También recalcó que se debe actuar ante la más mínima sospecha, por pequeña que sea, para así poder poner en marcha acciones en fases tempranas, y señaló que resulta clave la vigilancia en el centro, la labor de los docentes. “Los niños y niñas deben crecer jugando, riendo, compartiendo, disfrutando de la vida a esas edades, no sufriendo por sentirse peores, diferentes, raros. Estamos ante un problema que ocurre a diario, en todo tipo de colegios, a plena luz del día, a veces con testigos y a veces no”, expuso.

Ana González explicó que se trata de proteger al niño o niña que sufre acoso, pero también de controlar al que presente conductas acosadoras. Asimismo, lamentó que normalmente tenga que ser la víctima la que termina sufriendo las consecuencias más allá del maltrato en sí, es decir, se ve obligada a cambiar de colegio mientras que el acosador o los  acosadores continúan su vida normal, sin sufrir alteraciones. La diputada consideró necesario que se estudie la posibilidad de aplicar medidas desde la Consejería hacia aquellos niños y niñas que se demuestra que maltratan a sus compañeros. “Es frecuente que sea el centro el que invite a la familia a cambiar a su hijo de colegio, lo que resulta claramente injusto y perjudica de nuevo a la víctima, al tiempo que altera la vida de toda la unidad familiar”.